Empecemos por el hecho de que tengo un bucketlist gigante, te apuesto a que vos también tenés uno, muchísimas cosas que querés hacer, aprender, crear.

También tengo muchos amores, pasé del teatro a la publicidad y en medio caí en la tentación de abrir un blog de viajes y probar mi creatividad con la fotografía, y hoy muero de amor por la pintura en acuarela, de cierta manera mi vida siempre ha estado rodeada de arte. Creo que no me va a alcanzar el tiempo para todo lo que quiero explorar y aprender. Ahora entendés porque te dije que teníamos cosas en común. Apuesto a que también sos una multi apasionada innata como yo.

Pero no siempre tuve claro lo que quería y mi problema no era por falta de ideas, mi problema era que divagaba demasiado en ellas sin concretar nada, procrastinaba demasiado, me ponía mil excusas para no empezar, para no tomar decisiones importantes que sabía podían cambiar el curso de las cosas y eso me hizo perder .mucho tiempo (y dinero).

Y todo esto me pasaba porque no me conocía, no me amaba lo suficiente, no honraba mis ideas, mi talento, cargaba mochilas ajenas y eso me hacía sentir frustrada, me llenaba de miedo, de ansiedad, inseguridad y me autosaboteaba cada vez que podía.

Hasta que un día me harté de sentirme así, me dolió tanto ver como otros con menos talento o menos recursos que yo realizaban ideas que ya yo había tenido antes, solo porque ellos si se atrevieron, así que me armé de determinación y decidí trabajar en mí a conciencia, contra todo lo que me frenaba.

Tenía dos opciones, quedarme como estaba en mi zona de confort o tomaba las riendas de mi vida y me incomodaba un poco para cambiarla, no te miento, sigo trabajando en mis hábitos, en fortalecer la percepción que tengo de mí misma, en mi amor propio, pero ahora desde otro lugar y eso me ha dado una paz que no tenés idea, nunca me arrepentiré de haber tomado la segunda opción.